El consumo de leche puede frenar el deterioro cognitivo
La incorporación a la dieta alimenticia de determinados componentes de la membrana del glóbulo graso de la leche de los bóvidos (MFGM, por sus siglas en inglés) podría potenciar la memoria y prevenir el deterioro cognitivo de carácter leve en la edad adulta al enlentecer el proceso de pérdida de determinadas capacidades cerebrales durante el envejecimiento, según se desprende de un reciente estudio clínico desarrollado por el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL), formado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
En esta investigación piloto se administró aleatoriamente a 44 personas mayores de 65 años, algunas de ellas totalmente sanas y otras con un deterioro cognitivo leve, una dosis diaria de una bebida láctea reforzada con MFGM u otra de leche control desnatada sin el citado ingrediente a lo largo de 3 meses y medio. Una vez transcurrido este periodo se comprobó que los consumidores de la primera habían experimentado una notable mejoría en la memoria episódica o reciente, más evidente en mujeres que en hombres, lo que permite extraer esperanzadoras conclusiones.
Ya anteriores trabajos preclínicos realizados en modelos animales por el mismo grupo del CIAL del investigador Javier Fontecha, responsable del que ahora nos ocupa, habían puesto de manifiesto que suplementar la dieta con un concentrado de MFGM, obtenido a partir de un subproducto lácteo como el suero de mantequilla o mazada, atenúa la memoria emocional, que condiciona contextualmente el miedo, mejora la memoria de trabajo espacial, la resistencia a la insulina y la señalización sináptica del hipocampo y modifica la composición lipídica de los sinaptosomas en la corteza frontal.
La importancia de la MFGM en la prevención
Uno de los principales problemas causados por el envejecimiento es el deterioro cognitivo, ante el cual la farmacología no se ha mostrado demasiado eficaz hasta la fecha. Y ya es una certeza para la ciencia que el déficit cognoscente en el hipocampo cerebral está directamente relacionado con un bajo nivel de los fosfolípidos, principales lípidos del sistema nervioso, encargados de mantener en buen estado las facultades del aprendizaje y la memoria. Están ubicados en las membranas celulares, interactúan con anticuerpos, hormonas, metabolitos y otras células y durante el envejecimiento se reducen en diversas regiones del cerebro, lo que se asocia con una pérdida en la cognición.
La MFGM conforma una compleja estructura de colesterol, esfingolípidos, fosfolípidos, glicolípidos (cerebrósidos y gangliósidos) y glicoproteínas, junto a otros componentes minoritarios, que incluyen dos elementos esenciales en este terreno: la esfingomielina (SM) y la fosfatidilserina (PS); del primero de ellos es de sobra conocida su aportación al desarrollo de la capacidad intelecual, mientras que el segundo propicia diversos efectos positivos en trastornos como la depresión o el estrés e, incluso, la enfermedad de Alzheimer.
En este caso, el punto de partida es la suposición de que la MFGM bovina, de composición similar a la de la leche humana, es también empleada en nutrición infantil con el fin de mejorar la formulación de diversos preparados para lactantes, a los cuales proporciona indudables beneficios mentales e inmunitarios. Pero este es solo el inicio, pues próximos trabajos desarrollados a más largo plazo podrían aportar mucha más información valiosa en este campo. Eso sí, es importante destacar que, en opinión de los investigadores, cualquier intervención nutricional de estas características debe realizarse como medida preventiva, antes de la aparición de los primeros síntomas clínicos de deterioro cognitivo.