¿Qué factores sociales pueden reducir la longevidad de las personas?
Bajo la premisa de que los factores sociales juegan un papel fundamental en la salud del ser humano, investigadores del Hospital General de Massachusetts (MGH) y la Universidad de California (UC), en San Francisco, han elaborado un completo y revelador estudio de los atributos sociales de las personas mayores, que han condensado en una breve encuesta que puede ser muy útil para predecir la longevidad.
Recientemente publicado en The Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), este trabajo, del que en España se ha hecho eco el periódico Entre Mayores, tendrá aplicaciones en entornos clínicos, tanto de salud de la población como de investigación.
El análisis efectuado recopiló y procesó datos referentes a 8.250 adultos de 65 años o más, el 22% de los cuales había fallecido en el transcurso de los cuatro años en que se desarrolló el estudio. Los métodos de predicción, aplicados mediante una herramienta de aprendizaje automático llamada LASSO, se basaron en 183 factores predictivos sociales posibles y se descubrió que ocho de ellos predijeron la muerte en ese plazo de tiempo cuatrienal: mala limpieza del vecindario, bajo control percibido sobre la situación financiera, reunirse con niños menos de una vez al año, no trabajar, no mantener relaciones activamente con menores, no ser voluntario, sentirse aislado y ser tratado con menos cortesía o respeto.
En este sentido, conviene recordar que son numerosos los estudios que apuntan a que la soledad supone un riesgo para la salud humana similar al del tabaquismo, la falta de ejercicio físico o la obesidad, puesto que las personas que se sienten solas tienen niveles más altos de cortisol, la hormona que provoca el estrés, lo que les hace más vulnerables frente a diversos problemas de salud, como las cardiopatías, el alzhéimer o la hipertensión.
El Índice de Fragilidad Social
Sachin J. Shah, científico y médico en el MGH y la Escuela de Medicina de Harvard y principal autor del trabajo, afirma que a menudo se le da mucha importancia a las condiciones médicas cuando se piensa en la longevidad sin tener en cuenta la gran influencia que la vida social tiene sobre la misma, tal como ha quedado demostrado.
A partir de la información obtenida han confeccionado una encuesta formada por diez preguntas que usa la edad, el género y las características sociales para predecir la longevidad, como ya hemos indicado anteriormente, a la que llaman Índice de Fragilidad Social, y que, en sus propias palabras, “también predice otros resultados importantes para los adultos mayores, como vivir de forma independiente”.
En opinión de otro de los autores, Kenneth E. Covinsky, investigador clínico de la División de Geriatría de la UC San Francisco, “no tener en cuenta los riesgos sociales puede aumentar las desigualdades «.
Actualmente Shah y sus colegas están trabajando activamente para validar sus hallazgos mediante nuevos estudios y para que su encuesta se incorpore a la investigación médica como complemento de las herramientas de predicción de uso común para ayudar a los adultos mayores a participar en la planificación de atención avanzada y sopesar las intervenciones médicas.
No obstante, se deberá evitar su uso para limitar la atención de personas mayores con un riesgo superior al promedio puesto que un paciente es “socialmente frágil”, aunque en cambio será sin duda tremendamente útil para identificar a las personas en riesgo que podrán sacar partido de las diferentes medidas que se adopten para abordar los problemas sociales que afectan a su salud así como para los legisladores e investigadores que ejercen su labor profesional en ámbitos cercanos al envejecimiento o la sanidad.
Vivir más tiempo, objetivo prioritario de la ciencia
El objetivo de ampliar la longevidad del ser humano no es ni mucho menos nuevo para la ciencia, pues desde hace ya muchos años numerosos especialistas en varios campos buscan la forma de retrasar el envejecimiento.
En este sentido conviene mencionar los prometedores resultados obtenidos en una reciente investigación, desarrollada a lo largo de 13 años, por científicos de una empresa biotecnológica surgida del Instituto Wyss de Harvard, junto a especialistas de dicha universidad, que han sido capaces de duplicar el tiempo de vida que les quedaba a varios ratones “viejos” a través de la reprogramación celular.