La reducción del consumo diario de calorías propicia el envejecimiento saludable
Una investigación realizada en Estados Unidos de la cual se hace eco el Periódico Entre Mayores pone de manifiesto que reducir la ingesta de calorías que se consumen diariamente ayuda a activar importantes vías biológicas así como a rejuvenecer los músculos, lo que favorece una buena salud en general y retrasa el envejecimiento.
La ciencia ya había descubierto hace mucho tiempo que la restricción calórica, esto es, la disminución de calorías pero manteniendo la ingesta de minerales y vitaminas esenciales enlentece la progresión de enfermedades relacionadas con la edad en animales. Pero el estudio Calerie, publicado recientemente en la prestigiosa revista Aging Cell, desarrollado por investigadores de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), agencia integrada por 27 institutos y centros que forma parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos del país norteamericano y respaldado por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA), va un paso más allá al sugerir que los mismos mecanismos biológicos también pueden aplicarse a seres humanos, permitiéndoles obtener idénticos beneficios. Para llegar a esta prometedora conclusión analizaron datos de los participantes en la Evaluación Integral de los Efectos a Largo Plazo de la Reducción de la Ingesta de Energía (Calerie). Aunque el objetivo del grupo era reducir su ingesta calórica diaria en un 25%, solo lograron hacerlo en un 12%, pero a pesar de que la reducción de calorías consumidas fue modesta sirvió para activar la mayoría de las vías biológicas que contribuyen a lograr un envejecimiento saludable.
En una fase posterior el equipo de investigación centró sus esfuerzos en comprender las bases moleculares de los beneficios observados, para lo cual recurrió a estudios previos sobre la restricción calórica en humanos, como el realizado en 2017, “Persistencia de la pérdida de peso y conductas adquiridas 2 años después de suspender una intervención de restricción calórica”, en el cual los participantes que redujeron el consumo de calorías perdieron masa muscular y un promedio de 20 libras de peso durante el primer año y mantuvieron su peso durante el segundo, pese a lo cual no perdieron fuerza muscular, lo que indica que la restricción calórica mejoró lo que se conoce como la fuerza muscular específica, es decir, la cantidad de fuerza generada por cada unidad de masa muscular.
En el estudio Calerie se utilizaron biopsias del músculo del muslo, recogidas tanto al inicio de la investigación como en los seguimientos llevados a cabo transcurrido uno y dos años. Con objeto de averiguar qué genes humanos se vieron afectados durante la reducción en la ingesta de calorías los científicos aislaron el ARN mensajero (ARNm), molécula que contiene el código de las proteínas obtenida de las muestras de músculo, determinando la secuencia de proteínas de cada ARNm y utilizando esta información para establecer qué genes originaron ARNm específicos. El detallado análisis de este proceso permitió a los investigadores concretar qué genes durante la restricción calórica estaban regulados positivamente, o lo que es lo mismo, aquellos en los cuales las células producían más ARNm, y cuáles negativamente porque en ellos las células producían menos ARNm. El equipo confirmó que la restricción calórica afectaba a las mismas vías genéticas en ratones y primates que en humanos, pues en todas las especies un menor consumo de calorías regulaba positivamente los genes responsables de la generación de energía y el metabolismo y negativamente los genes inflamatorios.
En opinión de Luigi Ferrucci, director científico del NIA y autor del estudio, este dato es realmente interesante, pues «dado que la inflamación y el envejecimiento están fuertemente relacionados, la restricción calórica representa un enfoque poderoso para prevenir el estado proinflamatorio que desarrollan muchas personas mayores», lo que abre una nueva vía de investigación a la ciencia.